¿ACEPTAS?
¿Recuerdas que hablamos del autoconocimiento? ¿Recuerdas que mencionamos que éste será el que te asegure una autoestima elevada?
Pues, considerando que has llegado a ese profundo estado de autoconocimiento que te ha ayudado a lograr una cuota elevada de autoestima, es que ahora te sientes tan cómoda contigo misma y tan segura de lo que deseas, así como de lo que no, que ya estás en condiciones de poder brindarte a otras personas.
Primero tú y luego los demás.
Pero que se entienda muy bien: Esto no significa que seas egoísta, esto significa, simplemente, que si no te ocupas de ti misma primero, no vas a poder ocuparte, luego, de los demás.
La vida es un ida y vuelta, tanto damos tanto recibimos, pero en realidad, no necesitamos hacer balance de lo que va ni de lo que viene, porque de forma natural ambas direcciones se van compensando.
Una de las maravillas que tiene el sentir que podemos dar, es la de palpar la satisfacción de que los demás individuos están recibiendo todo lo que podemos sacar desde adentro para ayudarlos directamente desde nuestro corazón, aunque esto a veces se traduzca en conocimientos técnicos.
En realidad, no tiene demasiada importancia el cómo lo hacemos, lo fundamental es… dar.
Esta sensación de abrir nuestra mano para aportar algo a otros, es la que se va sumando a las demás sensaciones de recibir y de observar para poder completarnos como personas pero, por sobre todo, para sentirnos satisfechas de que no solamente nos ayudamos a nosotras mismas, sino de que también podemos y, realmente lo hacemos, ayudar a los demás.
Lo que debes tener en claro, es que no hay que esperar a que otros vengan a pedir ayuda, ya que muchas personas la necesitan pero no saben cómo hacerlo. A veces está en nuestro interior o en nuestra intuición, el detectar que alguien nos necesita y el brindarle nuestra ayuda haciéndosela llegar de una manera natural, sin forcejeos.
Es tan correcto el entregar lo que podemos como el pedir auxilio cuando realmente lo necesitamos, pero a veces es mucho más sencillo llevar a cabo lo primero.
El otro debe sentir que está bien recibir nuestra ayuda y nosotras debemos sentir que está muy bien el brindar toda la colaboración que podemos.
Tanto el recibir como el dar, nos va equilibrando nuestros valores en la vida, convirtiéndonos en más humanas. Es lo que nos llena de satisfacción, porque al poder ofrecer nuestro conocimiento y nuestras herramientas a otras personas es cuando comenzamos este ciclo que se complementa con el recibir.
No cabe ninguna duda, de que dar y recibir son actos maravillosos pero que no todas estamos en condiciones de poder hacerlo . La cuestión es aclarar y resolver los conflictos internos que nos llevan a pensar que recibir no es bueno porque solo debemos entregar. Definitivamente, no es así. Debes acostumbrarte a tí misma a ofrecer y a recibir de la misma manera, convencida de que realmente mereces eso que te están brindando.
Es ese mismo autoconocimiento profundo de tí misma, el que te ayudará a brindarte a otras personas y a abrirte a nuevas oportunidades.
Esto se traduce, sencillamente, en aprender a dar a los demás, logrando las mejores y más productivas, alianzas inteligentes.