¿Empoderamiento?
En los últimos tiempos, hay algunas palabras que han tomado cierto auge y una de ellas, es el verbo empoderar (proveniente del vocablo empowerment en inglés), el cual es utilizado en un sinfín de ocasiones
como adjetivo. En una de sus definiciones, que es con la que más me identifico, la describen como “una serie de procesos por los cuales se aumenta la participación de los individuos y las comunidades, que generalmente se encuentra en una minoritaria o de desigualdad en
temáticas tales como política, diario vivir y economía, para así impulsar cambios beneficiosos para el grupo y sus actuales situaciones de vida.
Generalmente implica, en el beneficiario, el desarrollo de una confianza en sus propias capacidades y acciones, junto con el acceso al control de los recursos, la representación en los cuerpos de toma de decisiones y la participación de los procesos de planeación (Adam Roberts, Gene Sharp, 2012, “Sharp’s dictionary of power and struggle: Language of
civil resistance in conflicts”, Estados Unidos; Yadira Calvo Fajardo, 2012, “Terminología Feminista”, Costa Rica).
Esta definición desencadena una secuencia de preguntas claves como:
- ¿Cuáles son esos procesos?
- ¿Como se consigue impulsar, ser parte del cambio?
- ¿Qué herramientas contribuyen al desarrollo de la confianza en capacidades propias que generen resultados exitosos?
El cuestionamiento podría ser infinito, sin embargo, daré respuestas a la mayoría de las anteriores de forma general e implícita, pero desde mi propia vivencia, claro está.
El estar rodeada de personas ejemplares desde muy corta edad, hace que sea más fácil aprender a través de la imitación. Una de las primeras inspiradoras que tuve a mi alrededor, fue mi abuela materna la cual, a pesar de contar con limitados conocimientos, pues sabía leer y escribir pero no tenía estudios más allá de la primaria y contaba con medios económicos paupérrimos en compañía de mi abuelo (el cual era el clásico proveedor,
no menos importante, aunque el peso, por lo general, de la crianza recae en la mujer) sacó adelante a 4 seres humanos , a base de mucho amor, fe, esfuerzo, disciplina, respeto, integridad, empatía, humildad y solidaridad. Ciertos hábitos que representan algunos de estos valores fueron: el preparar sus uniformes y deberes escolares desde la noche anterior, el no desear nada que perteneciera al vecino y compartir lo poco que tenían
para comer con alguien que aún tuviera menos que ellos. Estas y otras prácticas tan sencillas, dieron como cosecha un semillero de hombres y mujeres modélicos.
Por supuesto, como lo que bien se aprende y buen resultado da, se repite con estos y otros valores adquiridos a base de vivencias, es como mi madre
copia estos patrones y los mejora junto con mi padre, preocupándose por garantizar a sus dos hijas las mejores oportunidades, me refiero a la elección de una escuela que tuviese una filosofía en la que los principios familiares antes descritos se fortalecieran, la participación en intercambios culturales, practicar diferentes disciplinas deportivas, artísticas, etc., las cuales construyeran todo tipo de experiencias que ayudaran a obtener los utensilios necesarios para ser el tipo de humano que se defiende y que defiende a otros de las injusticias, que respeta a los demás a pesar de cualquier diferencia cultural o económica que pudiera existir, que no le diera vergüenza, a pesar de ser un infante, a levantar la voz de manera elocuente ante algo que no sea correcto o simplemente para expresar su punto de vista, pues se tiene el derecho de ser escuchado.
Anecdóticamente, cuando tenía cerca de los 6 años y se me preguntó sobre mi parecer con respecto a tener otro herman@, respondí que me parecía súper bien, siempre y cuando ellos fueran conscientes de que yo tenía derecho a ser niña y no ser forzada a tener que ocuparme de una criatura cuando yo aún lo era, la decisión fue…
Gracias a todas estas aventuras que se pueden llamar procesos y a los valores, puedo decir que el empoderamiento inicia desde muy temprano pero que no es exclusivo de una trayectoria; que la base de todo
radica en el amor, como único ingrediente que te hace perseverar, superarte, ver con optimismo la más cruda de las realidades, olvidar el egoísmo y buscar nuevas formas de contribuir con propósito a una sociedad en la que todos podamos vivir plenos y felices.
Sobre la autora
Shurraine Hall, Licenciada en Administración de Empresas con énfasis en finanzas, trabaja como contable y próxima emprendedora. Su pasión es el voluntariado y el empoderar a personas de su entorno.
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